La tiranía es la plaga más temible de la humanidad. Más que la peste, el hambre o las catástrofes naturales… Porque proviene de nosotros y la ejercemos sobre nosotros, prueba insoportable pero innegable de que el hombre es un lobo para el hombre. Y lo hacemos con una extraña, quizá complaciente, aplicación. El afán de poder provoca miles, a veces millones de muertos cada año. Y no solamente muertos. La humillación, la indignidad, la corrupción forman parte igualmente de su injusto lote.

Basta con observar nuestras actividades cotidianas para distinguir en ellas los más atávicos comportamientos. Vamos a trabajar como quien sale de caza, peleamos por el poder y por la cópula como cualquier otro mamífero, manifestamos querencias territoriales, nos matamos por las mejores presas…

No solo la playa bajo los adoquines…

También el manantial bajo las avenidas

o el bosque bajo los aparcamientos

o la pradera bajo las plazas

o la gruta bajo los rascacielos…